El Escudo
El escudo del Instituto Champagnat Pasto, esta formado por un contorno de la heráldica grecorromana, con el nombre de CHAMPAGNAT, en la parte superior.
El lema en la parte inferior: "SEMPER MAIORA CONARI", cuya traducción del latín tienes el sentido de "aspira a ser siempre el mejor", en la superación personal dentro del campo de la educación integral.
En la figura central dividida en dos partes, la "M" de Maristas y debajo la antorcha de coraje y de luz, con un libro abierto como símbolo de saber, de ciencia y de estudio.
La Bandera
La bandera del colegio, con sus colores azul y blanco, se identifica con el manto y la pureza de la "VIRGEN MARÍA" porque ser MARISTA es ser signo y testigo del Amor a la Madre de Dios. La bandera lleva en el centro, el escudo de la institución descrito anteriormente.
Las Tres Violetas
Las violetas son flores que permanecen ocultas en medio del follaje, pero su aroma no pasa desapercibido para nadie.
Es uno de los símbolos más queridos por los Maristas. Marcelino nos lo legó dándole el significado de HUMILDAD, SENCILLEZ Y MODESTIA, este símbolo caracteriza la sencillez en nuestras relaciones y en nuestro estilo educativo.
Marcelino Champagnat
Fue el fundador de la Comunidad de los Hermanos Maristas de la Enseñanza. Sacerdote francés, nacido en 1789 al inicio de la Revolución francesa, vivió en carne propia la situación calamitosa generada por la guerra y con la inspiración de Dios se decidió a fundar una comunidad de educadores cristianos dedicados de tiempo completo a la educación de los niños y jóvenes más necesitados.
La infancia de Marcelino transcurre en el pequeño pueblo de Marlhes ubicado en el centro-este de Francia. De su padre Juan Bautista y su madre María, hereda grandes valores que serán fundamentales al momento de lanzarse a cumplir sus sueños: amor al trabajo, devoción a María, espíritu de sencillez, confianza en Dios.
Tras ingresar al seminario menor en 1805 y ordenarse como sacerdote en julio de 1816, es nombrado el 12 de agosto de ese mismo año como vicario parroquial en el pueblo de La Valla-en-Gier, una población de 2000 habitantes dispersos en múltiples y lejanas aldeas por las faldas de la cadena montañosa del Pilat en el Macizo Central francés.
Inicia oficialmente su apostolado el día 15 de agosto, fiesta de la Asunción de María transformando totalmente la parroquia: predica, visita a los enfermos aún de las aldeas más alejadas, hace la catequesis a los niños, implanta la práctica del mes de María, distribuye libros para extender las buenas lecturas.
El 28 de octubre de 1816, es llamado de urgencia a la alejada aldea de Les Palais para asistir en su lecho de muerte al joven de 16 años Juan Bautista Montagne. Es entonces cuando se da cuenta de que este joven nunca ha oído hablar de Dios, tras la muerte de este joven decide poner en práctica inmediatamente su proyecto de HERMANOS para la evangelización a través de la educación infantil y juvenil.
Marcelino inicia su proyecto con un ex granadero del ejército de Napoleón, Juan María Granjon, de 23 años, a quien debe enseñarle a leer. Al poco tiempo se une Juan Bautista Audras de 15 años. El Padre Champagnat los instala en una casita alquilada: es el 2 de enero de 1817 fecha del nacimiento de la Congregación de los Hermanos Maristas. El Fundador decide dar el nombre de Hermanitos de María a estos jóvenes (Petits Fréres de Marie), en honor de la Santísima Virgen en quien ha depositado toda su confianza.
En noviembre de 1818 funda la primera escuela en su pueblo natal, Marlhes; al año siguiente en su parroquia, La Valla. En adelante, los pedidos de nuevas fundaciones se dieron constantemente. Marcelino Champagnat trabajó sin medida: formando a los Hermanos religiosa y pedagógicamente, fundando y visitando las escuelas, construyó cerca de Saint-Chamond el vasto noviciado de Notre Dame de L'Hermitage (trabajando personalmente como albañil y carpintero), con grandes problemas financieros y gestionando ante las autoridades de París la aprobación legal de su Instituto, entrevista a obispos, sacerdotes, alcaldes y otras autoridades civiles para asentar sus fundaciones escolares.
En el campo educativo, siempre estuvo abierto a lo nuevo que fuera más eficiente, introdujo la enseñanza del canto en la escuela, la educación física, la teneduría de libros y la agrimensura, igualmente el catecismo mariano, hizo practicar la disciplina preventiva y prohibió todo castigo físico. Decía: "Para educar hay que amar" y este es el lema de los educadores Maristas en todos los países del mundo.
En el lapso de 22 años, dejó tras su muerte 48 escuelas fundadas donde se educaron unos 7.000 alumnos, formó 280 Hermanos, más 49 que ya habían fallecido, y 92 que se habían retirado. Marcelino fallece el 6 de junio de 1840.
La Iglesia Católica ha visto en Marcelino Champagnat el modelo de educador para los tiempos actuales y por ello decidió exaltarlo con la CANONIZACION de sus virtudes el 18 de Abril de 1999, fecha en la cual el Papa Juan Pablo II lo proclamó en Roma como el Santo educador ejemplo de la humanidad para nuestros tiempos. Para los colegios y obras Maristas de todo el mundo este acontecimiento fue motivo de gran regocijo y un estímulo muy grande para proseguir en la labor educativa que llevamos adelante.
María Nuestra Buena Madre
Entre las varias imagenes de María que el Padre Fundador tuvo consigo y que acompañaron el nacer y el crecer de la Congregación está la que hemos llamado: la estatua de María "Nuestra Buena Madre".
La original e histórica que se conserva actualmente en la sala del Consejo General, en Roma es de yeso, policromada con gran paciencia y maestría. Mide 0,75 m. de altura y representa a la Virgen María como MADRE, con el niño Jesús dormido en los brazos y el gesto tan infantil de "chuparse el dedo"... Se puede afirmar que es una lograda expresión plástica del Salmo 130. En él, para motivar nuestra confianza ilimitada en el Señor, el salmista recurre a una imagen muy familiar: "Señor, mi alma está en mí como un niño / como un niño pequeño en brazos de su madre"... En esta imagen contemplamos a Jesús niño, tranquilo y confiado, en actitud de total abandono en el regazo materno. Se diría que nada teme "porque está con su madre"...
Esta actitud el "abandono filial" fue una de las fundamentales de Marcelino en relación con la virgen María.
El P. Champagnat y los componentes de su "espiritualidad mariana"
La espiritualidad de Marcelino es cristocéntrica y mariana ("Jesús y María), al mismo tiempo que apostólica ("en la educación cristiana").
El Hno. A Balko, el investigador "en profundidad" del Fundador, al estudiar los componentes del "espíritu marista", los reagrupa en cuatro: espíritu de sencillez (evangélica), espíritu de familia, espíritu de trabajo y espíritu mariano. Y en este último campo hace un largo análisis de las formas o grados que configuran la espiritualidad mariana de Champagnat. He aquí los cuatro aspectos que él señala:
Manifestación fundamental: la invocación o súplica a María.
Su actitud más profunda ante María: El abandono confiado y filial
Fruto del abandono-consagración: La identificación o pertenencia a María
Pero no hay idolatría de María: "Con María lo tenemos todo: ¡JESÚS!"
Himno Instituto Champagnat Pasto
CORO:
Compañeros de pie, con orgullo
al Colegio debemos cantar
se dilate la voz cual murmullo
de las ondas turgentes del mar. (bis)
I
Con el alma de gozo radiante
con el pecho inflamado de ardor,
entonemos un himno vibrante
del Colegio en sublime loor.
Es la Virgen sin mancha su amparo,
en su templo la Reina de Atriz
y el amor de María es el faro
que lo guía por senda feliz. (bis)
II
El Colegio se baña de brisa
que de Atriz es plegaria y rumor
y en su seno fugaz se desliza
el perfume que esparce la flor.
La plegaría es su regia armonía,
es su lema sublime ideal,
su bandera el pendón de María
su clarín la verdad inmortal. (bis)
MÚSICA: J. MAYA
LETRA: HNO. RAMÓN CELESTINO
Himno Escolar Marista
La vida nueva, la esperanza,
somos la fuerza, el porvenir
Somos la juventud que avanza en
pos de fecundo existir.
La ciencia alumbra nuestra senda
la Fe nos da la plena luz.
De bien, de triunfo es cierta prenda:
El Amor sacro de la Cruz.
¡Oh juventud lozana,
vida y luz del mañana
prenda de bien y honor!.
¡En ti se encierra gracia soberana! (bis)
Cree, ama y espera.
Lucha con alma entera.
Ora y adora a Dios,
y avanza firme de venir en pos. (bis)
La fe en Cristo es nuestra gloria,
es su virtud nuestro poder;
su amor nos lleva a la victoria,
su gracia exalta nuestro ser.
En lo alto nuestro paso guía
astro de paz y bendición:
Vela por nosotros María,
Madre y Reina del corazón.
AUTOR: JOSE URBANO